El chicle de la Johansson


" Hay pocas cosas que realmente me importen en la vida: mi cuerpo, mi apartamento, mi coche, mi familia, mi iglesia, mis chicos, mis chicas y mi porno. “
Jon

Don Jon

ESTRENO 2013

Acostumbradas al Joseph Gordon-Levitt tierno y cálido de 500 days of Summer, se nos presenta en esta comedia como el chico malo, de una chica por noche, y de camiseta blanca de tirantes adicto al porno. Un casi trentañero que no encuentra una relación sexual más satisfactoria que la que puede proporcionarle un vídeo pornográfico. Ni siquiera la mismísima Scarlett Johansson consigue, con sus exuberantes dotes remarcadas en la película, hacer que nuestro Don Juan olvide estas relaciones unidireccionales a través de la pantalla.

Estos 88 minutos están repletos de ironías y elementos contradictorios para darle un toque de sorna y gracia a la película; que realmente es el guiño que marca la diferencia entre un bodrio y una hora y media entretenida.



El director, el propio actor protagonista, es un chico cristiano y practicante que no vería moralmente correcto faltar a la misa del domingo, pero que si para llegar temprano a ella tiene que matar a alguien por el camino, no dudará en hacerlo. Con el coche y la casa llena de crucifijos y símbolos religiosos se siente amparado para poder pecar a su santo gusto. Ironías de la vida que, más que probablemente, no sólo vemos detrás de la pantalla. ¿Quién no dudaría en pecar si después va a saldar su deuda con diez padrenuestros?

El chico de gimnasio que no tiene el graduado va mostrando una evolución a partir de la segunda mitad de la película, cuando se da cuenta de que quizás no necesita a una rubia despampanante -que no aparece en ni una escena sin su chicle- para superar su obsesión.  Y ese cambio empezará a ser más drástico cuando se observe en el espejo del futuro, espejo de carne y huesos representado por sus padres.

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