Vente otra vez a Alemania, Pepe.

VENTE OTRA VEZ A ALEMANIA, PEPE. 


¡Qué gente! ¡Qué país!

Son buenos momentos para ver esta película.

La elección se debe a la situación actual; ¿quién no ha pensado ya en irse a Alemania a buscar un futuro? Es la famosa fuga de cerebro, ahora en auge por la fama de ser Alemania el paraíso laboral al que tenemos que viajar para huir de la situación española.
Nuestra película no se aleja de esta trama, pero rodada en 1970, por lo tanto creemos que ambientada también en el mismo año. La película ficticia, no basada en hechos reales aunque perfectamente posible, tiene lugar en dos escenarios: Paralejos, un pueblo de Aragón; y Munich, Alemania.


En las primeras escenas ya se nos presenta el panorama: un pueblo pequeño, con típica gente de pueblo español de la época. Un pueblo casi aldea de 150 habitantes a lo sumo, en el que se reúnen todos para ver la televisión en el bar, porque de otra manera sería imposible. Esto ya nos deja ver en qué contexto estamos: un pueblo casi aislado del resto del país, repleto de valores tradicionales y conservadores. Al principio de la grabación, se ve el coche de Angelino entrando en el pueblo  y de esta manera vamos observando esto explicado anteriormente: su pequeñez y su sencillez. Esta escena es mencionable ya que la película consideramos que mantiene una estructura simétrica y acabará cerrando con una escena, también mencionable, que demostrará esta pequeña tesis.
¿En qué nos basamos para decir que es un pueblo de valores tradicionales? Pues esto se observa, por ejemplo, en que todos los habitantes se conocen, todos van a la Iglesia y el cura tiene un papel paternalista y casi inquisidor: hay que respetar al cura porque es la máxima autoridad. También lo vemos en el rol asumido por los protagonistas y personajes en general, la mujer española con su rol de mujer como ama de casa; y el hombre español, como españolito de pelo en pecho, hombre que debe mantener a su familia, y si para eso debe emigrar a Alemania, pues lo hace.
Por lo tanto, creemos que en esta película se enfrentan tanto elementos antifranquistas como elementos franquistas (aunque tratados de forma satírica e irónica). El director, Pedro Lazaga, que había participado en el lado republicano durante la Guerra Civil, filma la película de una manera tan inteligente que no se le podría condenar por ella ni por un lado político ni por el otro.

El trasfondo tradicional –esos elementos que consideramos, muy entrecomillas, franquistas- se ve reflejado en el personaje principal, Pepe, y en su amigo Angelino: dos hombres que están a punto de formar una familia, que a pesar de tener novia se consideran con total derecho de ligar en Alemania, y que adoran a las chicas alemanas por cómo van vestidas pero cuando, posteriormente, ven así a sus novias las tachan de frescas y deshonestas. He aquí la hipocresía del españolito. Ellos han emigrado pensando que van a hacerse ricos haciendo lo mínimo, que “una peseta son veinte marcos”, pero cuando llegan se dan cuenta de que el dinero no se gana solo. Aun así no se van, porque prefieren hacer dinero allí que en España.
Por otro lado tenemos ese carácter contemporáneo, o antifranquista, que se ve desde que llega Pepe a Alemania, cuando en la primera escena tras salir del aeropuerto aparecen en plano el tranvía y la ciudad. Parece que más que viajar a otro país ha viajado en el tiempo. Y donde mejor se ve reflejada la diferencia es en la evolución de las mujeres alemanas, en su vestimenta, su forma de pensar, su libertad, su independencia con respecto al hombre. Esto en España, en los finales del franquismo, es impensable aún.  Además, en la película no se censuran los besos, de hecho salen en primer plano; esto es un desafío a la censura.
El elemento principal opositor al franquismo no es un elemento abstracto, sino que se trata de uno de los personajes secundarios: Don Emilio, médico, asturiano y viudo, que en una de sus frases describe a España con un “¡Qué gente, qué país!”. Además quiere dejar claro que huyó porque no estaba conforme y que sigue sin estarlo, pero nunca se dice con qué (quizás porque es demasiado obvio). Otro comentario de este personaje que nos parece digno de nombrar es “Los periódicos dicen que España está llena de turistas, y a lo mejor por eso están ustedes aquí: porque no caben”. Lo dice de forma totalmente sarcástica, como insinuando que los periódicos están controlados por Franco directamente, y que se trata de una mentira. Don Emilio, al igual que los otros emigrantes españoles que aparecen en la película, se muestra, en algunos momentos, nostálgico por su país.
Un gesto curioso, que quizás años atrás hubiera sido censurado -o quizás no, por su brillante sutileza- es el momento del vaso de leche, que en un principio van a beberse las dos alemanas bailarinas y que, mientras que bailan y juguetean con Pepe, se derrama para, acto seguido, verterse por completo en la cara de Alfredo Landa, Pepe. Lo hemos encontrado repleto de sensualidad y erotismo, de forma muy subliminal.
“Te ha visto en cueros media Alemania antes que tu novia”,  es un comentario que le hace la novia de Pepe a éste, cuando va por sorpresa a verle y se encuentra a su novio trabajando en un escaparate en ropa interior. Es importante porque nos deja ver la mentalidad que se debe tener durante el noviazgo en España de 1970: llegar al matrimonio habiendo mantenido la honra y la decencia.  Después hay un cambio de roles, la mujer se acomoda en Alemania, se vuelve una mujer europea: ropa, mentalidad, trabajo… y parece que esto no le gusta nada a nuestro protagonista: otra vez aquí se ve la hipocresía de nuestro españolito, una crítica muy directa a la mentalidad de la época.


Y para acabar con esta película, comentamos lo anteriormente denominado como estructura simétrica: Vente a Alemania, Pepe empieza con Angelino entrando en el pueblo con un Mercedes, nuevo y moderno, y, prosigue con este personaje explicando a todos qué bien se vive en Alemania, obviamente exagerando en todos los aspectos. Vemos al final, como la película acaba con Pepe volviéndose a España, en un autobús bastante cutre y anticuado, con una bandera española, y cómo cuando llega a su pueblo les recita a los amigos el mismo discurso que escuchó de Angelino cuando le convenció para ir a Alemania. Se cierra la película con la misma situación en la que comenzó, pero con un cambio de personajes.

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